domingo, 18 de noviembre de 2012

El Arguedas que conozco




En mi vida nunca supe con certeza lo que era realmente el Perú, hasta que leí un cuento, “Warma Kuyay”, la historia me impacto muchísimo, a tal medida que me propuse a indagar aún más acerca de este autor. La forma fascinante como narraba todos los paisajes de la sierra peruana y como mezclaba el quechua y el español, me hicieron cambiar toda la concepción del país. El nombre del escritor que hizo de la cultura indígena un mundo mágico y de ternura es José María Arguedas.

En algún momento el periodista, César Hildebrant, manifestó que leyendo a Arguedas uno cambia, y realmente tuvo razón, debido a que el escritor nacido en Andahuaylas, no solo muestra su amor sobre los indígenas sino también sus tristezas, además de denunciar los maltratos y explotación a la que fueron sometidos.


Arguedas fue un acérrimo defensor de la cultura andina, ya que fue él quien vivió en carne  propia la explotación a la que fueron sometidos los ‘indios’. Muchas veces el escritor no sabía con certeza su identidad, debido a que lo veían como a un indio entre los blancos (por ser un provinciano, a pesar de ser más blanco que otros en algunos casos) y a un blanco entre los indios. Quizás por eso sufría de depresión, que terminaría llevándolo a la muerte. Aunque algunos biógrafos señalan que fue la muerte de su madre y la ausencia de su padre durante su niñez, hicieron que elija el camino del suicidio.

"Mario Vargas Llosa es el mejor 
escritor peruano vivo, pero Arguedas 
es el mejor de todos".


Sin embargo, lo mejor de Arguedas es sin duda sus novelas, con su estilo característico, su forma descriptiva y de recreación que solo él pudo hacerlo, incluso, en muchos pasajes de sus relatos son autobiográficos.  El escritor dijo que a través de los indios aprendió la alegría y la ternura, sobre todo con el quechua, el idioma autóctono de la cultura andina, que actualmente se está perdiendo.

Quien escribe estas líneas considera al andahuaylino como el más grande escritor peruano. Posiblemente se preguntarán qué lugar ocuparía Mario Vargas Llosa. Mario es el mejor literato vivo del país, pero Arguedas es el mejor, tal vez no ganó un premio Nobel, pero eso no importa, ya que existen otros maravillosos dramaturgos que no lo han conseguido, no obstante, eso no ensombrece la calidad de sus obras, sino que los vuelve aún más inmortales.



Como dije al inicio, Arguedas me cambió la vida, mostró una imagen distinta del Perú, él fue un luchador del pueblo. Me hubiera encantado conocerlo, pero el murió en 1969 cerca de 19 años antes que naciera. Sin embargo, ha dejado un legado a todo el país que no deberíamos olvidar, sobre todo las futuras generaciones, que son propensas a ideas absurdas.

El novelista pertenece a la corriente literaria del indigenismo por tener en la mayoría de sus novelas el tema del hombre andino, pero con otra perspectiva, ya que otros escritores lo mostraban con el estereotipo de un hombre sucio, ingenuo y torpe, sin embargo, muchos de estos dramaturgos solo plasmaban lo que sus ojos veían, en cambio Arguedas vivió junto con ellos, estuvo en sus alegrías, tristezas, bailo y se embriagó con ellos, se sintió un indio mas. Es en base a esas experiencias que plasma en su narración, enriqueciendo sus múltiples novelas y muestra al verdadero hombre andino. 



Andahuaylas nos regaló a un gran ser humano que sufrió el desprecio de un país, que tiempo después se dio cuenta lo que tenía y trato de no dejarlo partir, aunque fue algo tardía. No obstante, el mayor temor de Arguedas fue que la modernidad terminara acabando con la cultura andina, si bien es cierto hasta el momento aún se mantienen esas tradiciones, ya no son las mismas que hace 30 años, pero esperemos que esto no continúe ocurriendo, sino la terrible pesadilla que tenía José María se volverá en una cruel realidad.

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