viernes, 11 de enero de 2013

El señor ceviche

En esta época de verano que atraviesa el Perú, es usual ver a la gente disfrutar de alguna bebida fría para aplacar el sofocante calor, pero no solo buscan calmar la sed, sino también disfrutar de una comida refrescante, por ello aprovechan para apaciguar el hambre con un plato que contenga como componente fundamental al pescado, por eso más de uno se complace en degustar un buen ceviche.


El país se encuentra en uno de los mejores momentos en cuanto a gastronomía se refiere, con múltiples restaurantes en el extranjero, que enamoran con su peculiar sabor y variedad. Con un apogeo y admiración a nivel internacional sobre la comida peruana,  se considera al ceviche como la “comida bandera”, aunque no comparto esta denominación al ceviche, creo que es imprescindible este platillo en el verano.

Disfrutar de un buen ceviche, teniendo al mar en frente, escuchando el sonido de las olas romperse al llegar a la orilla, con la alegría de los niños en la arena, la algarabía de los jóvenes y adultos, el silbato de los heladores anunciando su llegada; es uno de los más grandes placeres que he podido satisfacer.  Sin embargo, qué sería del ceviche-además del pescado- sin sus demás componentes, como las coloridas cebolla, el jugoso limón peruano, el infaltable camote, la noble lechuga, las crocantes canchas serranas, el  suave sabor del choclo y sal,  el  ají y rocoto, elementos inseparables de este platillo. Luego de la elaboración del potaje, llega lo bueno, el gozo de entregarnos ante tamaña obra artística y disfrutarla a más no poder; sentir la suavidad del pescado en la boca, mezclado con el limón y el rocoto, que remueve el calor en nuestro interior, acompañado de la cebolla, cortado con finura y maestría; pero siempre con el yuyo, eso que hace sentirnos cerca al mar. Al final de aplacar nuestro placer, no hay nada como el jugo que se concentra al fondo del plato, para culminar una experiencia maravillosa, si bien beber el jugo viene a hacer efímero, es sorprendente.

Enero, Febrero, es el periodo de playas, sobre todo las que se ubican al sur de la capital, un lugar que se pinta de gente en estos dos meses, pero que después se sumerge en el olvido, sin embargo, el ceviche es el lazo que une a los demás, ahogando a todo el mundo en la alegría y diversión. Aunque soy de las personas que de alguna forma detesta el calor, debo de confesar que me agrada mucho envolverme en la sabrosura y frescura del ceviche a orillas del mar, acompañado de una buena bebida bien helada y con unos buenos amigos o la familia al lado.

El verano ya empezó, la urbe limeña se dirige a disfrutar de las playas del sur, el calor llega hasta los 30 grados centígrados, muchos ya se endulzan con helados, raspadillas y cremoladas. En las calles se aprecian diminutas prendas, hay desenfreno y diversión en las noches. En cada esquina se ve cocinas hechas de forma espontánea, elaborando de diferentes formas los suculentos potajes. No importa, finalmente, en qué lugar encuentras el ceviche, lo importante, es descubrir el lugar indicado para disfrutar de un pescado envuelto en las mejores especias para culminar un día agotador.

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